by Murakami, Haruki
No me gustan los cedés. Brillan demasiado. Están bien para ahuyentar a los cuervos colgados del alero de un tejado, pero no para escuchar música.
no me acostumbraba a ver a la gente hacer fotos con los teléfonos móviles. Menos aún, al hecho de que llamasen por teléfono con una cámara de fotos.